Cuento: EJERCICIO CON PALABRAS DE DOBLE SINIFICADO

EJERCICIO CON PALABRAS DE DOBLE SIGNIFICADO

Entre tantos valores de la Bolsa del país y la otra de Argentina, has olvidado la tontera de la sopa de alcachofaS y los blinis de salmón.
El vaivén de las acciones "forestales, eléctricas, agropecuarias o pesqueras" de seguro te mantiene esta mañana con un nudo en el estómago y el cerebro: "alerta roja".
Entretanto asciende allá a los cielos el vapor de tu taza de café y el humo del cigarro, que se está fumando, el aire, sin tener esa adicción.
Y yo que he levantado esta mañana mi columna, rota ayer, por el traslado de sillas, mesas, mesitas y sillones para urdir rincones tibios – en honor de las visitas que vienen esta noche- afano con las duras hojas de alcachofas que harán una sopa consistente y delicada.
Entretanto se están asando, en el horno, dos preciosos y frescos salmones, tres minutos exactos por lado, porque te gusta semicrudo.
Entre tantos despojos de alcachofas y salmones miro mis manos, e intuyo que fui poco inteligente al elegir dos comidas con espinas y que solo me han faltado el vinagre y la hiel para el martirio.
Y enseguida voy batiendo siete huevos hasta hacerlos una esponja, que acoge una leve llovizna de harina tamizada y un relámpago de leche y los blinis están listos para ir a cocerse en el sartén.
Justo entonces, suena el celular.
El teléfono negro profanado por el blanco harinoso de mis manos, escucha tu voz preguntando "¿cómo estás y cómo están los niños?" Sin pronunciar siquiera mi nombre.
Y sin esperar, tampoco, mi respuesta a cómo está lo que más debiera importar en nuestras vidas, me informas lo que no me interesa que me informes: “si la buena tendencia del mercado accionario se mantiene, te compraré un Audi 4x4 que es amplio y permite un traslado comodísimo de niños. Adiós... nos vemos en la noche”.
Entretanto el aceite de los blinis eleva nubes grises desde el sartén de teflón, y se evapora. Y tengo que volver a lavarlo nuevamente y miro, con una cierta preocupación, mis manos enrojecidas por el agua casi hirviendo.
Y aunque agradezco desde el fondo de mi alma tu llamada, porque creo que anticipa las caricias de la noche, me sorprendo gritando ¡putamadre! porque debo ventilar la cocina y lavar mi pelo nuevamente, porque ha quedado con olor a fritura de cocinería.
Entre tantos detallitos, ya en la tarde me sosiego porque todo está listo para ir al microondas.
Después voy preparan do el pisco sour y un rato más tarde dibujo sin apuro, y uno a uno, los contenidos de mi cara, con cuidado de resaltar aquellos que los dioses se acordaron de donarme.
Más tarde van llegando las visitas y se instalan en los nidos que formé para su agrado y el festejo.
Y son la diez y tú no llegas.
Entretanto los tragos se calientan en las manos y los hielos se derriten, y a mí se me está terminando la conversación interesante, porque claro, con los viajes al colegio de los niños y la histeria de los tacos, y verles las tareas cada día, tomo un libro, cada noche, y al minuto estoy dormida
Pero,luego,¡a las once te apareces! Y sonríes a la gente. Con sonrisa de ¿qué pasa?
¡Entre tanto pensar me despabilo! Y voy sirviendo la sopa taza a taza.
Y una lágrima sazona la primera, solamente la primera.
Porque nadie debe darse cuenta, ni tú mismo, que olvidaste este noveno aniversario.

FIN
Fuente: Cuento inédito