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Luce el sol, mañana clara,
En los ladrillos dorados su reflejo.
Hay en el día una paz de espera.
Y el olor de un otoño por llegar,
Se hace presente.
Hay un azul añil de mirada oculta
Y los alberos se marchitan en sangrientos ocres.
Un silencio que es de tiempo
Y un calor que se despereza entre hojas caídas.
Blanco de cal y frío,
Descuido de balcones engalanados de coladas.
Se mueven a la brisa mañanera,
Un pájaro salta en la jaula,
Ha roto el barrote con su trino de plata.

Hay cansancio de fiesta
Y desusado caminar cansino.
Se desmadejan las sombras entre las callejuelas.
Lucha la humedad por definirse.
Trozos de noche se esconden en la esquina
Y los rumores son los de un alba amarilla.
Plata marina encadena una nube,
Se deshilacha en un vapor de sueño.

Prende el cielo en la mañana, encendido.
Son las primeras horas que se caen, inconsistentes.
Vuelan y protestan las gaviotas, deslumbradas.
El perro despierta a la ventana.
Un barco se acerca en lontananza,
Juega con las olas perezosas,
Que en arreboles de espuma se deshacen…
Luce el sol, mañana clara.

(JLCT. Todos los derechos reservados)

Quisiera para ti un ruido.
Contaminando todo lo que hicieras.
Quisiera que tus tímpanos estallasen.
Que no volvieses a oír nunca más nada.
Quisiera ese ruido para despertar tus neuronas.
Destrozar sinapsis antepuestas a su origen.
Quisiera que los cristales de tus pupilas cayeran destrozados.
Como vidrio quebrado por un martillo inmenso.
Quisiera que la locura de su eco te robara la razón.

Quisiera que ese ruido cambiara la historia.
Que retase las leyes de la lógica.
Que venciera las guerras que nadie ganó.
Quisiera que sus ondas expansivas provocaran tal maremoto,
Que la tierra fuera agua y lo mares tierra.
Quisiera que su estallido rompiera las barreras del sonido y de la luz.
Que como látigo infernal despertara los mil demonios que te habitan.
Quisiera que ese ruido removiera cimientos en la ciudad,
Derrumbando las torres que dejaste vacías.

Quisiera que un susurro se convierta en alarido.
Que la suavidad de un siseo se convierta en geiser.
Que el leve roce de tus alas sea huracán desaforado.
Quisiera que tu ruido te despierte para siempre y te condene a no volver.

Quisiera para ti tal algarabía
Que las muchedumbres confundidas se refugien en la soledad.
Que las hojas mecidas por el viento huyan de sus ramas.
Que el canto de los pájaros se pierda entre sus plumas.
Quisiera que los mares callaran para oírlo.
Prestando tal atención que se olvidaran de los peces.
Quisiera que a su llegada, en los abismos, el fuego se hiciera hielo
Y el frío mármol, mercurio incandescente.

Quisiera que la tierra llevara entre sus ríos, tal estruendo,
Que las montañas doblegaran su cintura orgullosa.
Que los bosques descubrieran su misterio.
Y las praderas desnudaran su manto.
Quisiera que el desierto, al sentirlo, se inunde del agua que negaba contener.
Que las costas se retuerzan para ver de donde viene...

Quisiera para ti un ruido...

(JLCT. Todos los derechos reservados)

Encontrarás que la mañana es el pálido reflejo de la noche.
Las luces del alba solo disipan los jirones de una oscuridad invencible.
El calor no llega a deshacer el hielo y el viento se trae consigo
El fantasma de la niebla.

En tu cama solo queda el pétalo marchito de una ilusión.
En la mesilla de noche las horas se cuentan por zumbidos.
Y el libro entreabierto deja escapar letras en blanco y negro.
Las cortinas se abren al día y tus ojos se cierran presurosos.
El halito de un fantasma invocado en tus sueños pende de la bombilla ramplona.

Duele la espalda y los brazos se esconden bajo tu cuerpo.
La sábana se desparrama por el suelo,
Y la almohada es un acerico que clava sus agujas en tu cabeza.
La sombra intoxicante del desespero, el olor al sudor baldío
Y la sensibilidad de una piel abandonada te despiertan por completo.

Suave era el sonido de tu respiración y el pecho parecía escaparse de tu cuerpo.
Es el suspiro del que sabe un nuevo día.
El de la siguiente desnuda realidad.
Hundes tus ojos en la cara, entre ojeras que enmarcan las horas sin sueño.
Hay un cristal en cada uno y arena que los hace imposible cerrar.

Tus piernas se estiran y las rodillas son el arco tenso
Del que parten las flechas de la frustración.
Las manos agarran la sábana arrugándose,
Son una garra que se ase al último retal de suavidad.
Sin abrir los ojos, mesándote el cabello,
Para sujetarlo a tu cabeza cargada, te levantas.
El suelo está frío.

(JLCT. Todos los derechos reservados)

Montañas se alzan entre nosotros.
Arenas que cambian su forma,
Rocas que se deshacen con el beso de la lluvia.
Eriales convertidos en vergeles,
Grandes jardines que desaparecen en los mares.

La mutante realidad de la que nos hicimos.
El cambio que nos abarca y nos devora.
La intranquilidad del acaso.
Son las materias que sustancian mi vida.
Me dan forma y con ellas adquiero elasticidad.

Estiro los días para desperdiciar sus lamentables horas.
Recojo una y otra vez
Las sobras de la comida que dejé abandonada.
Nunca recuerdo el alimento,
Ya que el hambre me abandona contigo.
Fluye la ira en mi interior,
Quemando la boca de mi estómago.

Represento un cambio en persistente variación.
Permuto las constantes en variables intangibles.
No limito en un infinito incierto.
Eones de materia
Disueltos en el material primigenio de la vida,
No alcanzan a controlar la combinatoria,
A la que seduje en un momento de debilidad.
La sempiterna danza de las mudables horas,
Que intentan el control sobre la ansiedad no definida,
No acrecienta la seguridad.


Falible, impreciso.
Salgo cara cuando debería ser cruz.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Óyeme,
Soy una voz que no tiene sonido,
La voz del que nunca dijo.
Escúchame,
Soy el sonido que danza en las llamas de la hoguera.
Siénteme,
Soy el tacto suave de la seda.
Pálpame,
Soy lo irreal que se acerca.
Desátame,
Soy el esclavo de tu amor.
Distánciame,
Soy la espesa agonía de una espera.
Escóndeme,
Sin valor seré tesoro para ti.
Estréchame,
Que mis medidas se vuelvan tu geometría.
Desnúdame,
Vísteme solo con el beso de tus labios.
Acércame,
A la locura que se pierde entre mis lágrimas.
Húndeme
En el mar, deshaz el hielo que lo cubre.
Pruébame,
Para morir envenenada de mí.
Sáciame
De aquello que nadie se sacia,
Dame el maná que guardaste en mi desierto.
Castígame,
Con el grito desgarrado de tu silencio cruel.
Hostígame
Con el latido de tu corazón.
Persígueme
En la noche hasta agotar su color.
Arruíname
La vida, si la vida es vivir sin ti.
Arráncame
Los ojos para alejar las lágrimas de mí.
Tatúame
Tú nombre en mi cara y así sabrán que fui tuyo.
Elévame
Al monte más alto y déjame caer
Y que al rodar la senda sea solo para tus pies.
Préndeme,
Soy la sombra que nunca se fue.
Rózame,
Soy la tela sobre tu piel…
Mírame,
Soy el que una vez,
En el vacío de tu noche,
Pudo decirte: te quiero.

(JLCT. Todos los derechos reservados)

Viviré para decirte amor, amor.
Estudiaré los libros olvidados,
Anatomía del sentimiento
Y ciencias del deseo.
Articularé las leyes de un nuevo catecismo,
Entregando las páginas a las hogueras de la pasión.

Volcaré los volcanes en tu copa
Y encenderé en tus labios el rojo de la tierra.
Asumiré las formas de los dioses
Y te ascenderé a mi olimpo.
No seré inmortal por mí, lo seré en ti.

Entregaré cada poro al aire
Y vaciaré el mundo.
El día no será más que la espera de la noche
Y la noche un largo otoño
En el que reposar de un verano encendido.

Lloverá entre los dos,
Mientras la hierba trepará
En busca de la humedad, envidiosa.

Poseeré el mar,
Sin necesidad de embridarlo,
Las mareas serán colchón en el que jugar,
Las olas nuestra risa
Y la tormenta el dejarnos caer exhaustos.

Las flores
Desvelarán el secreto a los pájaros,
No querrán volver a volar,
Y sus ojos dirán que han conocido nuestros días.

El viento ya no querrá cantar,
Escuchando cómo nuestro aire sale incontenible,
Perderá interés por otra música.

Viviré para decirte amor.
Lo escribiré en tu piel
Y nadie más oirá de mi; amor.


(JLCT.Todos los derechos reservados)

¿Y si a un lunes
Solo le sucede un miércoles
Y si me salto un año en mi vida
Sacudiendo las blancas sabanas
A un aire de límpidos cielos?

No quiero quedarme
En isies sin respuesta
Quiero realidades
Tocar cielo
Pisar tierra

Quiero mente, alma
Quiero carne, olor y guerra
Batallas y derrotas
Luchas y desmayos
Lloros y desencantos
Risas y más cantos

¿Y si no pudiera
Derrotado me alcanzara
La desazón de la huida
Y el agobio de la espera
Y si mis sabanas se quedan
Con olor a lejía vieja
Sin soles que las blanqueen
Sin luces, sin sombras
Sin hebras?

No moriré sin tener
Ni llorare mas perdida
Y si mi estupidez
No me deja
Hare de ella sabor
Olor y tacto al mirar
Para poder realizar
Lo que de verdad
Sé que va a suceder
No dejar
No detener
No parar
Sin ti
Sin estar
Sin ser.


(JLCT.Todos los derechos reservados)

Cada vez que las circunstancias modifican la sustancia
Cada vez que la barahúnda se vuelve a estrellar
En el granito de la más perfecta de las indiferencias,
Cada vez, la ola se deshace en una espuma
Que ni en su fina neblina es capaz de rozarme.

El poder no es el juego.
El querer tampoco lo es.
Entregar siempre fue dar y nunca renunciar.
Libertad es elegir.
Alegría, compartir.
Acaparar es la demasía del impotente.

No hay rendición en donde nunca hubo batalla.

En la quijotesca búsqueda
De molinos a los que poder transformar en gigantes,
Se pierde la mirada.
Así los verdaderos enemigos
Se vuelven confundidos a sus fortalezas.
Han visto la cara de la locura, sin saberlo.
Firman un armisticio que les dará el sabor de la derrota.

Advertencias sobre algo que ya ha ocurrido,
Es la inutilidad.
Gastar palabra y enterrar en el verbo
La confusión que lleva pareja
La pérdida del sentido de la realidad.
Otra vuelta a una tuerca sin final,
En cuyo surco espiral, brillante,
Se reflejan las imágenes deformadas.

Engaño es aquello que disfraza la verdad,
Tanto para hermosearla, como para afearla.
Ambas opciones juntas son desquiciantes.
Un vaivén en el que se han perdido asideros
Y caen en pesados volúmenes las desideratas manidas,
Que esparcen páginas de tinta rancia y negra.

Indiferencia es constatar el vacío.
Cuando no hay nada,
Cuando todo lo que se inventaron se quedó en mero agujero
En el que se perdió toda ilusión contenida.
Descubierto el ardid, todo se ve claro,
En la penumbra oculta estaba la piel de la serpiente,
Con la cual vestir un cuerpo que nunca desnuda su realidad.

No por que la pluma sea hermosa,
La escritura mejora.
La apariencia deja paso al contenido
Y su limo espeso desborda el ornato del continente
Como sapos atrapados en él
Saltan letras viciadas por la falta de sentido.
Y no saben parar.
Se alimentan de cualquier sustancia,
De la circunstancia de hoy y de la de mañana,
Sin importar que su sentido fuera alguno,
Sin importar que a cada salto tomen vida
Y esa vida mancille lo poco que quedaba.

Hartazgo es la sensación última.
Cansancio redundante y lastimoso.
Espurios vientos que manejan una veleta
Que solo puede girar en el sentido contrario de su soplo.
Ellos siguen sin entenderlo…


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Celos.
De tu cabello, que te acaricia
De las lágrimas que te mojan
De tu lengua que sabe de ti
De tus oídos que te oyen
Celos
Del aire que te roza
Del nombre que te nombra
Del tiempo que te tiene
De la distancia que te aloja
Celos.
De la luna que te mira
De la piel que se te escapa
De la mirada que se posa
De la mano que se pierde
De la mano que te encuentre
Celos
De la palabra y la idea
De la callada respuesta
De la mente que te apresa
De la sábana que te cubre
Del agua que descubres
Celos.
De mi cielo y de mi suelo
De mi techo que no alcanzo
Y tú tocas. Celos.
Celos.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

No llené el libro de la vida
Ni colmé la copa de nadie
Ni mis besos fueron más que saliva
Negué las evidencias
Y no encontré alternativa
Se fueron los caminos
Entre ladridos de un perro herido
Invoqué mis demonios
Para no estar solo
Ni ellos acudieron
Ni yo repetí mi llamada
Abandoné lo conocido
Buscando el conocimiento
Huyendo de las horas
Me llené los bolsillos de tiempo
Y el rojo de mis labios
Se amorató en la continencia
Presión que los funde
En el rictus del silencio
Ni mis manos escriben
Las letras se vacían
Y el color del agua
Las borra.
Arenas
Arrastradas a la costa
Sedimentos de mi hiel
Y mi lamento.


(JLCT.Todos los derechos reservados)

Tengo la emoción
Que no contengo
Has venido a mi encuentro
Y la vida se ha vuelto
Del revés

Las cosas son
De la luz y del sol
Ya no hay noches eternas
Hay amaneceres constantes
Y el rocío es una sonrisa
En el envés
De tus hojas.

Me rendí
Y equivoqué el camino
La luz del faro
No dejó ya más dudas
El rumbo era el verde
De tus ojos reflejados

Ahora levanto la vista
Mi cabeza ya no se hunde
Y mis piernas son pámpanos
En un otoño
Fuera de fechas y estaciones
Reverdecen
Y el invierno ya no asusta
Y el calor ya no se escapa.

Mi sangre que fue agua
Se espesa en la espera
Y el latido no es un ruido
Es una música
La del amor
La de la verdad

Hoy es mañana
Un mañana supeditado
A el sentido del sentimiento
Abrí mi pecho
Y no quiero cerrarlo
Hasta que en él
Encuentres el refugio
Que tú construiste.

Ven.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Nubes en la mañana
Iluminadas por un sol nuevo
Blancos radiantes
Hechos de jirones de luz

No alcanza mi mirada
A distinguir formas definidas
Y me pierdo en pensamientos
De un ascenso
De un inabarcable y lento
Desarrollo de la idea

Desmembradas, se disuelven
Naranjas de amanecer
En un aíre de pureza
Limpio por el agua caída ayer.

Han lavado los colores
Con agua de primavera
No se llevó los calores
Tampoco contuvo la espera

No han lavado mis sueños
No han recogido mi amor
No lo transportan en volandas
Se queda aquí en espera
De que una nube entera
Cubra de sol mi despertar

Nubes de la mañana
Se van y serán nuevas
Hoy se hicieron de oro
De plata y de estrella
Brillantes como tus ojos
Mi niña de nube bella

Te quise ver en sus formas
Y ahora de ellas no queda
Más que la leve señal
La pincelada en el cielo

Has ocupado su espacio
Y no hay azul que no sea
Tu mirada que me busca
La mía que te espera.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Atardecer de estos días.
Me he dormido al caer tu luz
Y despertaba a cada instante.
Miraba para ver si aún podrías estar,
Quizá esperando en la glorieta,
Quizá resguardada en el zaguán…
Esperando con alegría contenida mí regreso.
Pintando una sonrisa.
Y desesperaba por encontrarte,
Por verte, por hallarte.
Y en el suelo veía tus pasos, fosforescentes,
Luciérnagas de noches sin cuento.

Se me ha hecho realidad el sueño.
Y la realidad se ha vuelto imaginación despechada.
Luces de las ciudades no dejan huellas en mi retina,
Las lágrimas que derramé borraron mi paso, el suyo.
Desesperaba por tener
Y a más desesperación mayor carencia.

Me calmé,
Silencié las voces que me decían que no era la hora.
Y ella vino, y esta vez se quedó.
Se queda para siempre,
Aunque alguien dijera que siempre
Era mucho tiempo,
No es el tiempo el que cuenta si no el siempre
Que auténticamente se siente al latir las estrellas.

Atardece hoy y espero,
En la glorieta, en el zaguán…
Sentado en el brocal de un pozo que son tus ojos.
Aquellos que anhelo,
Aquellos que en silencio,
Con el silencio, me llaman.


(JLCT.Todos los derechos reservados)

Ay amor, cuando no estas,
Me diluyo.
Soy sal en un agua que se pierde
En el mar de mi esperanza.
No queda resto de mí.
Ni un poso.

Ay amor, cuando tú no estás,
El silencio es un caos.
Todo se pierde en el desorden determinado
De un día vacío.
Luchan los objetos, las caras, las risas
Por componer una sinfonía
Que no soy capaz de oír.

Ay amor, cuando no estás tú…
El tiempo es un eterno decálogo
En el que perderme.
Diez horas de angustia,
Diez minutos de llanto,
Diez segundos cada inhalación,
Cada expiración…
Diez los besos que perdí,
Diez los dedos con los que no te acaricié…
Diez las vueltas que en mi cabeza da tú nombre
Cada diez milisegundos…
Diez letras, repetir tú nombre dos veces…
Diez.

Ay amor…
Cuando no estás,
Soy capaz de mirar al mar
Y ver montañas,
Miro al cielo y el cristal azul
No es más que una senda,
Las nubes vehiculo en el que montar…
Y el viento es mi suspiro.

Ay amor, largas horas,
Largos días,
Largos pensamientos…
Si tú no estás…


(JLCT.Todos los derechos reservados)

Llévame
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Donde cae el agua, rompiendo en espumas,
Colores de luz.
En la silenciosa revuelta de ese jardín.
En medio de la difusa paz de un otoño amarillo.
En el dormido azar de el amor que se encuentra.
Donde la fugaz presencia
Se desvanece con el hilo de un pensamiento.
En la rama de la que cuelga el tejido del sueño.
En la sumisa placidez del canto descuidado.
En el perfume de tu aliento suspirando.
Donde la materia se transforma en liquida energía.

Donde la turgencia no lleva a la caricia.
En la levedad del vuelo de algún ave.
En la lentitud del paso de un tiempo incontado.
Incontable.
Allá dónde viaja la imaginación
Llevando el cuerpo que has soñado.
En la superficie inmaculada
De una nieve que quema.
En el relato de una historia
Que se desliza por la pendiente del amor.
En la limpia lágrima de un primer llanto.
Donde la cabeza reposa,
Hundiéndonos en la pasión.

Donde está la liturgia que solo el amante conoce.
En la presión de un aire que explota en los pulmones.
En la sorda sensación de carecer.
En la coraza que destruye las espinas de una rosa adormecida.
En la condena desmedida
De no sentir tus labios en los míos.
Donde la mar se oculta para desnudar sus olas.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Ahora que las cosas se van aclarando.
Ahora que el tiempo me lleva en sus alas.
Ahora que la noche es el día.
Reconozco la perentoria necesidad de perderme.

Perderme en tus brazos de nube.
Perderme en un abrazo imposible.

Ahora que mis pies se entrecruzan con la hierba.
Ahora que la nieve baña mis heridas.
Ahora que la hiel escapa en lágrimas de mis ojos.
Reconozco que la vida es absurda.

Absurdo el canon que marca mis latidos.
Absurdo el rizo, el bucle que doy.

Ahora que la lentitud de la sangre encharca mis pulmones.
Ahora que el rocío deja su húmeda huella en mi mejilla.
Ahora que todo se funde en un fuego fatuo.
Reconozco que te necesito viva.

Necesito que vivas para sentir que yo lo hago.
Que vivas para poder decir que amo.

Ahora que te necesito y no estás.
Ahora que te tengo y escapas.
Ahora que nunca te tuve.
Reconozco cuan débil es el lazo que nos une.

Lazo que tú lías en horas.
Y que no ata más que mi sueño.
Unión no carnal por deseada.
Atada a una esclavitud intencionada.

Ahora, antes, te dije lo que siento.
Ahora, después, lo sigo sintiendo.
Ahora, mañana, no lo sé.
Reconozco solo el paso del tiempo.
Tiempo.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Calma que no llega ni en la mañana.
Nueva y fantasmal,
El eco de las prisas se pierde entre las callejuelas
Y la humedad es una fina película
Que cubre tu piel adormecida.
La memoria se ha ido en los rayos del sol,
Quedan restos de la niebla,
Se resisten a escapar,
Aferrándose a tus pies.

Caminas y cruzas la ciudad,
En tu pecho hay un deje de dolor.
No analizas su origen, ya cierto,
Dejas que se vaya,
Persiste y olvidas.

Un día empieza para dejarse caer
Por la larga cuesta de la semana,
Del mes, del año, de una vida.
Sabes el sentido último de lo que haces,
Pero ignoras si alguna vez alcanzarás la meta.
Se aleja.

Tuerces la mirada,
Intentas levantar la cara
Pero el sol refleja la ironía de tu gesto.
Hay un saludo deslumbrado,
Te obligas a mirar pero ahora si que no ves nada.

En la vorágine has intentado calmar los gritos,
Al menos no oírlos.
Supones que no tienen un origen definido,
Engañado continúas.
Continúan.
Han superado el umbral de tu conciencia
Y solo voluntariamente te entregas al ruido.
Calma que no llegas…

(JLCT.Todos los derechos reservados)

Ya no estás.
Te imaginé.
Nunca te tuve, nunca te hablé.
Nunca te sentí, ni te toqué.
Todo fue ilusión que al rozarse se desvanece
Como el humo del cigarrillo que ahora apago con rabia.

Nunca fuiste mía, nunca quise que lo fueras
Ni creo que pudiera.
Nunca lo pretendí.
Te quise, sí, lo hice, te quise tuya.
Nunca entendiste que mi silencio era tu refugio
Que mi callar era tu admisión.
Que estaba allí por ti, sin condición.

Nunca supiste lo que no pude decir.
Aunque mis miradas,
Mis silencios, algo te enseñaran.
Aunque atisbaste algo que te asustaba.

Ahora no reclamas, nada te vendí.
Nada te daba.

(JLCT. Todos los derechos reservados)

Sucede a veces, a veces pasa.
Si estuvieras prevenido para evitarlo, seguramente no pasaría.
Y aún así no te previenes, por que quieres que suceda de nuevo.
Lamentas ver que los días pasan y nada ocurre.
Te sientas en el portal y miras el lento transcurrir de la vida.
No quieres entrar en casa.
Algo te dice que no debes entrar.
Obedeces a tu instinto sin ponerte a pensar.

Sucede a veces, a veces pasa.
La riada suele dejar barro en tus pies.
La gran avenida arrastra todo.
Crees que lo limpiará, que todo lucirá como nuevo.
Es la gran renovación.
Todo lo que querías ver desaparecer, desaparece.
Todo lo que querías olvidar, sale de tu memoria.
Pero al bajar el nivel de las aguas, encuentras lodo.
Nada es como esperabas.
El color que tú soñabas es uniforme.
La sensación de asco te invade
Chapoteas con cuidado para no salpicarte.

Sucede a veces, a veces pasa.
La risa se te viene al alma.
Y no puedes dejar de sonreír, como un poseso, sin sentido.
Una risa que nace de cientos de risas ocultadas.
Una risa que te abre el pecho y muestra tu entraña.
Es la música del interior.
Armonía de un espíritu en crecimiento.
Infantil risa que te embarga.
Te deshace y te funde con la vida.
Y es la risa del desesperado.
La risa ajena contagiada por absurdos pensamientos.

Sucede a veces, a veces pasa.
Que el dolor es la única manera de que sientas que estás vivo.
Una vez y otra te abandona.
Pero encuentras que el olvido ya no es olvido.
Se te retuerce el esqueleto en un gemido.
Y el vacío de no sentir se te rellena,
El pozo del silencio es ahora un grito.
Te oyes y te asusta tu quejido.
Buscas el refugio en él
Se pierde en la distancia y no logras alcanzarlo.

Sucede a veces, a veces pasa.
Lo mucho se hace poco y la nada es abundancia.
Recoges las cosechas y llenas tus canastas.
Se pudren en los árboles las frutas tan tempranas.
Y todo lo consigues sin que nada te importe.
¿ Importa lo que tienes o más importa lo que ansías... ?
Sigues adelante mirando para atrás.
Descuentas los pasos, ya no sabes sumar.
Pero el valor que se perpetúa no es el valor de ley.
Todo se devalúa, tu amor, tu vida, tu sueño, la ilusión y la venganza.
Ni el miedo ya te afecta, ni el hambre, ni la espada.

A veces pasa, todo se hace poco y la nada es abundancia.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Vete ya.
Tú que me quisiste.
Tú que en mi mirar te centrabas.
Aléjate de mí.
Vete para siempre.
Huye ya de mí.
Vete ya. Vete ya.
Que mi mirada no vea,
Que mi oído no oiga,
Que mis manos caigan,
Y mis piernas se doblen.
Que la puerta no de golpe.
Que el silencio calle.
Que la luz se apague con tu ida.
Y que no quede la huella.
Que la alfombra te lleve,
A tú país de maravillas.
Que la idea muera en mi cerebro.
Que la silueta recortada
Caiga en el olvido.
Vete ya.

Ahora que me odias.
Ahora que mi nombre maldices.
Ahora que llueve en los tejados.
Ahora que te hartaste del muñeco roto.
Ahora que caminas en compañía de otros.
Ahora que tu horizonte no tiene un límite.
Ahora que te encarnas en la idea.
Ahora que no hay esfera contenida.
Ahora que te domina la ira.
Ahora que sabes lo que supiste.
Ahora vete.

No cierres la puerta al salir,
Deja que el aire la lleve.
No recojas tu ropa,
Nunca llegó a salir de tu maleta.
No pintes tus ojos,
Ni una lágrima derramada,
Hace necesario el maquillaje.
No intentes decir adiós.
Nunca me dijiste hola.
No pienses en lo que dejas,
No dejaste nada ya.
No vuelvas la mirada,
No hay nadie que la recoja.
No busques apoyo en la escalera,
Tus puentes cayeron al crujir de tu pisada.

De las preguntas sin respuesta,
No te preocupes, amor.
Así selladas quedarán.
Nada ni nadie sabrá,
Porque tú las formulaste.
De las cosas vislumbradas,
No te preocupes, amor.
Nadie las verá,
Porque tu las descubriste.
De las frases calladas,
De lo que quedó por decir.
No te preocupes, amor.
Nada ni nadie oirá de mis labios lo no dicho,
Eran palabras que ahora, morirán,
Y tu supiste, fueron tuyas.
De las caricias no dadas,
De los besos que ofrecí,
Del abrazo prometido,
Del deseo compartido,
De las noches no dormidas,
De los sueños sin sentido,
De las horas solas,
De las vidas y los días,
De la música y las copas,
De las risas y los juegos,
Del sexo y la lascivia,
Del pudor y del recato,
De las manos recogidas,
De la sonrisa, de la lágrima,
De los secretos susurrados,
De un milagro no vivido,
Del olor que prometiste,
Del calor que nunca diste,
De todo aquello que no hablamos
Y de todo lo que olvidamos,
No te preocupes amor.
Nada ni nadie lo tendrá,
Todo se perderá,
Como agua en un desierto,
Como arena en el mar.

(JLCT. Todos los derechos reservados)

Hoy quise decir aquello
Lo que los días se llevan
Abrir tus ojos a los míos
Perderme después

Esperé la llamada
La voz y el silencio
Destruí el tiempo
Con más tiempo

Se fue la noche
Y ha llegado el alba
Luna que se esconde
Aíre que me abrasa

Lenta y difícil
Se apaga la llama
No hay rescoldo
No hay cenizas
Solo agua.

Perdura la memoria
La tristeza
El vacío y la nostalgia
Y perdura el peso
De tu ahora
Que ya es nada

Duermo en tu abrazo
Dormido
Despierto en el sudario
Rodeado de flores
Ya muertas
Marchitas y olvidadas.

Hazme un hueco
En esa tumba
La que dijiste olvidada
Hazme el amor
Entre esas flores
Y hazlas resucitadas.

Duerme amor
Duerme mi niña
Duerme eterna
Duerme
Y olvida,
Yo olvidaré después
Olvidaré algún día.


(JLCT.Todos los derechos reservados)

Amanece a la luz de esta mañana
Los años pasados y lo nuevos
El diario de una vida
Que surgía hoy entre montañas
Valle alejado, que mi mirar nunca alcanzó

Inconsciencia propia
De aquello que ignoraba
Se ha vuelto necesidad
Que permanezcas

Los años
Son los renuevos de un sarmiento
Que reverdecen al sol
De este verano intenso

Mis dedos como pámpanos
Recogen las uvas nuevas
Cargadas del mosto de tus lágrimas
Ahora mías.

A tus pies el sol y la estrella
Para que con tu pisada
Fluyan las primeras gotas
De lo que será el vino
Con el que llenar mi copa

Eres rocío de estas mañanas
En que todo lo seco se hace mar
Eres sangre con que marcar
El camino de la mía

Tantos despertares renovados
Infinitos caminos recorridos
Cientos de días vividos
Se hacen miles por vivir
Miles por saber

Hoy hay una estrella
Iluminando un cielo eterno
Mirando hacia este mundo
Velando tú silencio

Hoy sabrás que la distancia
Se ha vuelto nada más que un instante
En el que viajar en las horas
No será nunca barrera

Hoy tengo la certeza
De que la vida que se ha ido
Deja paso a lo venido
Porvenir que del pasado fue.

Toma del verdor de este verano
Del calor que nace de su entraña
Y mira hacia el sur de tu vida
No seré brújula ni guía
Sí caminante a tú lado
Sí una mano en tu cintura.

Veintisiete días de junio
Marcan el transcurso de mis años
Los sueños y los deseos
Del que ahora sabes
No dejará que te pierdas
Entre frondas extrañas
Ni permitirá que las malezas
Empañen el verde de tú alma.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Divina locura que me calma.
Palabras que me llevan a ti.
Luces nuevas de este día y del que viene.
Soy latente potencial por ti.
Hablé de ti a mi pasado.
Y me encontré con este presente.
Futuro sin medida, sin fin.

He vivido cien vidas,
Cien muertes sufrí.
Una sola resurrección esperaba para ti.
No soy un Lázaro,
No soy guía, ni santo.
Encarno confusión, desencanto.
Y te doy lo que tengo aunque no valga.
Lo tengo, tómalo.

Hoy, hacía calor,
Y no lo encontré,
He temblado todo el día.
Pensaba en ti,
Y me robabas el calor
Y lo buscaba en ti.
Había sudor en mi rostro,
Había un sofoco,
Había un latido, dos…
Y te doy el mío, el tuyo,
Te doy mi futuro
Y este presente de soledad buscada,
Compartida en la tuya.

No busqué esto.
Y encontré el mayor diamante del mundo.
No deslumbra por la luz que puedo proyectar,
Refulge en su interior
Con la sin par belleza
De lo que nunca mostró y adivino.
Nunca perderá ese brillo,
Nunca perderá esa complicada simpleza.

Ahora apareces e iluminas,
Desapareces y oscureces.
No eres sol, no eres luna.
Eres estrella errante y esquiva,
Eres al final de los días,
El deseo y la codicia
De mi mente confundida.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

En mi casa vacía
Duerme la noche abrazada
Es un invierno constante
Un otoño de lágrimas

En mi casa vacía
Anida el cielo de una escarcha
Hielo que arde entre silencios
Madera cruel de la amenaza

En mi casa vacía
Hay sitios que no suspiran
Rincones que dan al alma
Y ventanas a la mañana

En mi casa vacía
Mi cama se vuelve malva
Sangre de soledad
De deseo y de ganas

En mi casa vacía
Hay la espera que se alarga
Esperanzas que cuelgan
Como suaves telarañas
Y en suelo de terrazo
Se amontonan los pasos
Dados para buscarte
Silenciosos, calmos.

En mi casa vacía
Hay un sofá para la lucha
Una fina lluvia de besos
Que entre tormentas y latidos
Esperan mojar tu vida

En mi casa vacía
No cabe más vacío
No cabe más silencio

Sólo llenarla de ti quisiera
Ocupando todo espacio
No dejando resquicio
No dejando ya descanso.

En mi casa vacía
Cabe tu vida y la mía
Caben las esperanzas
Caben nuestras risas
Ocupa lo que no tengo
Invade mi casa, vida.


(JLCT.Todos los derechos reservados)

¿Donde me dejas hoy?

Mi amor sangra en mis ojos
Las venas solo contienen lágrimas
Te echo de menos
Aliento que me hieres
Mata ya mi vida
No la quiero sin ti
Y no te lo hago entender
No te rozo
No te toco
No te beso
Y mis manos están llenas
De ti
Y mis labios
Son tuyos

¿Me dejas?

¿Y qué hago
Que digo
Que callo
Que …?

Mátame…
No quiero más vida
Cansado de no vivir
Sé que no viviré
Dame un veneno
Contamina todo
Y déjame descansar
En ti.
Por favor contigo
Hasta morir, pero contigo
No quiero soledad
Me sobra
Me basta
Dame un beso letal
Pero de tus labios
Dámelo.
No me dejes vivir
Si la vida es sin ti.


(JLCT. Todos los derechos reservados)