DE SUEÑOS Y PESADILLAS

Hoy el frio de la ausencia
Se ha hecho de presencia.
Saber que no estoy solo,
Y que las quimeras
Han dejado de ser ilusiones
Y son imágenes
Imaginadas.

El letargo del adiós
Acaba con este invierno,
Cuna de un alumbramiento
En el que la luz se hizo,
Templanza de una oscuridad
Aún mayor

Pierdo el cielo sin ti
Y el infierno ha dejado el calor
En la pasión de tu beso
De tu cuerpo en el mío.
Eres la paz de mi guerra,
La que siempre perdí,
Y ahora en armisticio
Encuentro el sentido a todo.
Todo está en ti
Todo.

Perdona si en mis ojos
A veces encuentras preguntas
Que no soy capaz de formular,
Y en mis labios
Solo ves el apretado coral
De un rojo que no es fuego
Si no sangre retenida,
En la incredulidad del que buscó
Y encontró
Se esconden las preguntas
Las respuestas
Y el silencio.

Aferra mis pies
A tu tierra
Y enraízame en ti
Para crecer.
No doy fruto cierto
Pero mi sombra
Es la penumbra del descanso
Y el sol de un ocaso
En el que suspiros y jadeos
No pierden sentido
Si al sentirlos ves que son míos
Tuyos.


(JLCT.Todos los derechos reservados)

Es una hora que vuelve a marcar la cadencia,
El ritmo de los sueños.
Es una sutil amenaza que se expande en el agua
Y se mezcla en la arena de sus playas.
Como huellas dejadas
Por el errático bamboleo de un ave borracha.
Indefinidamente se alejan
De las márgenes de un puerto que no salva.
Es la mirada desplomada
En los pies de un hombre derrotado por la vida.
Parca cosecha de un campo baldío.
Muere el sol en su hojarasca,
Perdido entre el musgo amarillento,
Refugiado en la quebrada.
Sombra helada que se extiende con tu marcha,
Se agranda al ritmo del parpadeó de mis ojos cansados.
Universo de guadaña afilada que brilla
Con la luz de una luna fría e indiferente.

Es la hora en la que sientes que el amor
Fue solo aquello que nunca tuviste.
El engaño en que viviste,
Se te dibuja y te mortifica.
Con saña, regodeándose de tu malestar
Se aposenta en tu interior,
Extendiendo su tinta negra.
Indiferente, oscurece la última luz que aún brillaba.
Su reino se ha hecho de hilos negros de oscuridad.
Su trono de haces de nada vacía.
Y has dejado de ser otra cosa,
Que el agujero por el que se escapa el mar.

Inconsciente, volviste la mirada
Hacia los ojos claros de un amor que se perdió.
Ruge tu piel que se hace trizas,
Seca y cuarteada, es solo polvo que los ciega.
Una mano que te agarra,
Su tacto eléctrico sacude la tierra y el agua hierve.
Un calor que solo sabe a su misma piel encadenada.
Una lágrima que derrama en ti
La sorpresa de la comprensión.
Tumefactas tus mejillas renuevan su color
Y comienzas a ver que no viste.
Es la hora, una hora que vuelve a marcar el ritmo,
La cadencia de unos sueños,
Abandonados, se revelan al mundo.


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Solo en el aire se transmuta, se quiebra, se derrite.
Su sentido nunca es el mismo, ni siquiera lo tendría.
Soporta la necedad aún en la incomprensible jeringonza que transmite.
Seduce con la tierna, suave y parsimoniosa voz de la esperanza.
Infiltra en la sangre su color ambarino.
Sojuzga al tirano y libera al esclavo.
Cae como la nieve, cubriendo de un manto puro, todo lo obsceno.

Cambiante, mutable, siempre al capricho de una conexión sináptica,
O al albur de un recurrente acaso.
Estrábico mirar que no tiene punto fijo.
Temblor de tierra que transforma las montañas
En organismos semovientes.
Liberador de energías inagotables,
Transformador del movimiento.
Iconoclasta acérrimo.
Implacable juez de las sensaciones.
Inmotivado motivo de la codicia humana.
Úlcera sanguinolenta de la vergüenza.
Dolor más allá de la expiración final.

Eones transcurridos, dioses llegados e idos.
Su lengua universal ya no es del universo.
Es la esencia pura de la que nace su concepto.
Desemboca en una mar tan seca, como el río que lleva sus aguas.
Turgente superficie despiadada, ahoga todo lo que toca.

Aún silente en la gruta, espera.
Su faz transformada ya no es reconocida.
Asaltará en los caminos al descuidado.
Flotará en el polen de las flores silvestres.
Cabalgará a lomos de una acémila salvaje.
En el colmillo del león buscará refugio.
Su transmisor será el veneno de la serpiente.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Detenida en la carne, seca.
Es la senda de una pena.
Camino del río que fluye
De una sola mirada al interior.

Será la nueva llama de la vida.
Será la marca de saliva que dejaste.
Será el calor de una caricia,
Perdida se adentró en tu piel.
Será tu olor por siempre,
Impregna tu consciencia más allá de ella.

Detenida en tus ojos.
Es la fotografía del alma.
Es el surco de una vena
Que palpita al oír: amor.
Es el tatuaje indeleble que te dejó,
Lo buscaste en cada poro y se borró.

Será el nuevo viento que te aleja.
Será la vela que atada
Revienta esparciendo sus jirones en la tormenta.
Será la intensa sensación de tu ser pegado, fundido.
Será el fluido primordial que intercambiaste
Y ahora envenena tus sueños.

Detenida en un suspiro.
Es la respiración del mundo.
Al unísono se despierta en tu pulmón.
Es la sed de la pasión.
Es el sabor de tu sexo y tu sudor.
Es el deseo que difunde su polvo inmutable
En un tiempo detenido.

Será la estrella que cae.
La hecatombe total que rompe y rasga la tierra.
La total aniquilación de todo lo que no fuiste.
Será el último día, armagedón de tu palabra.
Será la última trompeta tocada por el último ángel.
Anuncio de tu fin.
Será el final del sueño.
El final.

Detenida ya te fuiste.
Es el no estar.
Es el no sentir.
El no penar.
Es la vacuidad de una cuenca vacía.
Es el río sin agua.
El mar sin peces.
El cielo sin luna.
El árbol sin ramas…
Será la nada.

(JLCT.Todos los derechos reservados)

El día se deshace,
Entre las nieblas de un calor que no llega a ser tal,
He caminado,
Mis manos en los bolsillos tropezaban con las llaves.
El reloj se balanceaba en mi muñeca
Como queriendo escapar de ella,
La levedad de unos hilos se dedicaba a cosquillear en mi mano.

Hay viento, húmedo, casi frió.
Y la luz se cuela entre arcos de nubes.
El mar quiere confundir su color con el cielo,
Pero no hay un gris que lo pinte,
Ni un azul que lo haga plata.

Mis pensamientos son un camino
Que no lleva a sitio alguno.
Vagan en mi cabeza y nunca salen del laberinto,
Vericuetos en los que pierden toda la importancia…

Borrados los recuerdos,
Sigo adelante,
Ya empecé a aprender.
Eso me digo, eso me digo.
Hay luz, aún en este día gris,
Gris de soledad que no es tal.
Hay una continua compañía,
Como también un continuo abandono.

Veo manchas en el cristal de mis ojos.
Fantasmas quizá,
O huellas de la luz.
No sé definirlos,
Si me fijo en ellas se pierden, esquivas.
Serán así porque mis lágrimas
Ya no limpian la superficie…
¿No tengo lágrimas, o las escondí para que nadie las viera?

Firme la pisada,
No tan segura como aparenta.
Me complace oír el taconeo.
Es la única huella que dejaré en este día.
Sonora huella que al igual que las que dejaré
en las orillas de tú playa, se perderá.

Me digo cosas que dijiste.
Las conservo, las protejo,
Las integro y me las apropio.
Me las diste y las tomé, para mí, para ti.
Y marchan a mi lado en letanía,
Al ritmo de mí caminar.
No domino la técnica.
Y el ritmo se me pierde
Y tropiezo en una palabra, en dos…
Y en la baldosa mal puesta,
En la rota o en otra…tropiezo.

Y entro, subo, y me detengo.
Ahora no hay más que silencio.
Y te busco
Y te encuentro
Y no te encuentro.
Estás y huyes.
Huyes y te quedas.
Silencio de tus pasos, descalzos,
El sonido es la piel.
La levedad tú vestido.
Y yo me siento y espero,
Escuchando silencios constantes,
Arquetípicos…primordiales.

(JLCT.Todos los derechos reservados)

Al compás de un día de otoño,
Se va el alma a tu encuentro.
Una lluvia fina y cálida se dibuja en el cielo.
Es la tarde la que marca una cadencia de frío y sueño.
Las hojas que amarillean,
Comentan lo que siento.
Caen los verdes racimos de una parra
Que se vuelca al suelo.
Sombra que un sol intermitente,
Proyecta sobre el estero.
Pienso en la vuelta que ha dado,
La vida en un solo instante.
Siento que te he amado
Y mi cuerpo está anhelante.
Espero la tarde en mi vida,
Si tú estás presente en su parte.
Y miro con ojos de niño,
Lo que tú ofreciste distante.
Puedo vivir mil veces,
La agonía de saberte lejana.
Y puedo acercarme a tus besos,
Y perderme en el abrazo cercano,
Que tus manos me dicen que tengo
Al alcance de mis manos.
Solo te sueño desnuda,
Solo me acuesto a tu lado.
Solo te hago el amor,
Y solo estoy cuando el llanto,
De tener y no haber tenido,
Llena mi rostro de un agua
Que baña como lluvia de otoño
mi mente, mi cuerpo, mi alma.

Soy sólo una presencia que reclama
La esencia que falta,
Un compás de una música cierta
Que se eleva en lo remoto.
Soy sólo la última ciencia,
Que se pierde en la conciencia del hombre,
Soy sólo la pálida luz
Que iluminara la puerta que guardas.
Aún con eso y todo,
Soy yo el que reclama una parte de ti,
La que aun no conozco,
No tengo,
La que quiero conseguir.
Es un día que llueve,
Letras de mil y una historias,
Es un día que al verlo
Se esconde en la trasera de mi memoria.
Es un día que no tuviste,
Que no tengo a tu lado amor.
Es un día teñido de triste,
Es un día que me quedo esperando
A que el sol ilumine tu rostro,
A que una luz que no sea artificio
Revele una verdad, la tuya, la mía…


(JLCT.Todos los derechos reservados)

Posiblemente estás durmiendo.
Yo escogí no hacerlo
Y poder pensarte.
Imaginarte.
Es tan difícil no hacerlo…
Solo tengo que cerrar mis ojos,
Escuchar la música
Y tu rostro se dibuja.
No hay un mar,
No hay un cielo.
No hay techo, ni suelo.
Solo tu rostro imaginado,
Que no por serlo es mentira.
Y lo recorro con mis manos,
Y palpo tus labios, tu sonrisa,
Dibujo el arco de tus cejas,
La suave caída de tu pelo,
Tus orejas…
En tu boca entreabierta
El brillo de tus dientes,
En tus ojos el color que robaste al mar.

Se que la línea que delimita tu cara
No es más que el bosquejo
De lo que mi mente quiere ver,
Que sus parámetros,
No son los que la realidad muestra,
Y no me importa,
Ya que eres más mía
Por no ser lo que eres,
O por ser mi sueño,
O por no ser nada más
Que el fruto de mi pensamiento.

Borro y dibujo tu cara,
Todas las veces que quiero.
Rehago, hora la comisura de tus labios,
Hora la almendra de tus ojos…
Borro aquella arruga,
Sitúo un hoyuelo…
Tus pestañas cambian de color,
De textura,
El movimiento no dibujado
Se ralentiza o se acelera
A mi capricho.
Tu frente despejada,
Tú cabello rizado, o liso,
Rubio, moreno, no importa,
De color azul añil si quiero…
Todo en él dibujo eres tú
Y no eres más que mi idea de tu piel,
De tu forma, de tu ser.

No es probable que pueda dormir,
Entretenido en la tarea de pintarte,
Las horas pasan sin cuenta.
Solo el brillo del sol,
Tamizado por la persiana,
Me deslumbrará
Y tendré que abrir los ojos
Para recibir al día.
Pero me encontrara con tu rostro
En mi retina, soñando,
Sin dormir.


(JLCT.Todos los derechos reservados)

Me diste lo que quisiste darme.
Sin pedírtelo, sin saber lo que necesitaba.
A veces rechazándolo.
Era el sortilegio que obró el cambio.
La magia, el ensalmo.
Es el don y es la razón.
Es fantasía y es sueño.
Es paz y es alegría.
Es sosiego e ilusión.
Es deseo y pasión.

Liviano, sin la carga en la que perdía la razón,
Soy la inalterada imagen de mi mismo.
Y no soy yo. Solo camino,
Con tu presencia consentida, deseada.
Ya no hay nieblas insidiosas,
Ni tristezas letárgicas.
La realidad es la misma,
Pero todo se ha transformado.
No es capricho, ni deseo.
No es acertijo, ni misterio.
Es potencial.
Un anagrama que mora en el corazón.

Instantes que nadie puede asir.
Se quedan clavados en mi piel.
Se adentran en mí y no quiero sacarlos.
Me los quedo.
Ahora que son míos, son tuyos.
Refugio en el que las olas de la sinrazón,
Se rompen impotentes.
Su espuma desperdigada
se deshace en gotas que rocían,
Aerosol que desvanece la locura y el miedo.
Es una risa, que cazada al vuelo se dibuja en la cara,
Y de la cara pasa al corazón.
Las heridas han pasado a ser nada más
Que cicatriz burlona,
Sin sangre que lavar con el agua de lágrimas contenidas.

Aun en los intentos de derrumbar la puerta,
Nada altera la calma.
Suena el aporreo insistente del que se sabe sordo.
Gritan las sombras nombres del pasado.
Y en el álbum de fotos,
Se han amontonado muchas sin guardar,
Que ahora amarillean,
Desdibujadas en la marea de color
La rabia es solo rabia.
Perdida reaparecerá,
Y no se volverá a quedar.

Entre las horas, entre los días,
Perdidos en la ira, en la sed y en el hambre.
Entre las luchas internas
Y las batallas externas.
Entre la entrega que perdí
Y la nada que no di.
Entre las lluvias, las tormentas y las calmas.
Entre todo lo que ha sido
Y tendrá que ser.
Entre todo.
Me he quedado en el instante mágico.
En ese que es y tu solo sabes.
Ahí me quedaré.


(JLCT.Todos los derechos reservados)

Desde la distancia que separa,
Hasta la cercanía que une,
Desde un día que se aleja,
Para que otro día venga.
Desde estas líneas desvaídas,
Desgranadas en soledad
Quiero gritar
Y que mi voz llegue
Al más recóndito confín del universo.

Gritar, para que el mundo despierte,
Para que de un todo
Surja el trueno que se lleve la realidad
Que atosiga, ahoga y encorseta.
Los límites se vuelvan infinitos
Plenos de posibilidades.
Las horas dejen de correr en contra nuestra,
Y haya una noche eterna,
O un día inmutable.

Un grito que desborde mares,
Que desnude con impiedad los sentimientos.
Las barreras que imponemos,
Caigan derrumbadas
Y todos los muros se vuelvan inestables,
Amenazas que se traduzcan
En caídas estruendosas.
Las ruinas de los amores olvidados
Serán los renuevos
De los que broten los árboles que cubrirán la tierra.

Gritar que nada es imposible,
Que el dolor de tener,
No se asemeja al de perder.
Gritar y que las cadenas se rompan
Y los añicos forjen alianzas
Con las que confirmar amores.
Dispersar con mi voz las nieblas caníbales,
Y que la luz derrame su calor
Fundiendo el cristal que separa y refleja.

Deshacer con él
Lo que el sino prepara en su horno,
Ajeno a la verdad de cada uno.
Apagar el poder del veneno de la serpiente de la realidad,
Y cerrar sus hipnóticos ojos para siempre,
Soldando nuestros parpados.
Que nos cale hasta los huesos el sonido
Y seamos el diapasón
De la única música que importa.
Que nunca más salga de la masa
El sonido uniforme de su precocinado aliento.

Hoy mi voz es individual, incompleta.
Pero se junta con la tuya para gritar,
Con la rabia que se inocula en el corazón.
Es el grito que nunca dimos,
creyéndonos que gritar era escandaloso
y que el silencio purifica.
En el engaño nos vencimos
Y las voces calladas
Se amontonan en rimeros de frustración.
Bastará que uno solo rompa a gritar
Para que esas mil voces,
Mil veces calladas,
Se eleven sobre el silencio culpable que fabricamos.
Gritaré, hasta que me roben la voz.

(JLCT. Todos los derechos reservados)

Parte de mi está en la tumba
Cavada en la blanda tierra,
Cubierta de la hierba verde y la hoja de haya.
Quedó en mi tierra, la de los olores puros.
La tierra del verde y el ocre.
La del gris y el azul.

Voy a buscarla.
Pero nunca encuentro
La paz necesaria para hallarla.

Miro en el bosque,
Dónde se mezcla el haya con el acebo,
Dónde el avellano florece
Y el pino solo es un extraño.
La mandrágora crece
en una cárcel de troncos plateados
Y el suelo es una alfombra de aromas.
Las piedras que levanto
Se visten de terciopelo y esconden
La brillante figura de la salamandra,
Sus colores gritan en negro y amarillo
Que son el único tesoro escondido.

Busco en las veredas somnolientas
Que se vuelcan sobre el río.
Y las sombras enrejadas
De los álamos, cubren las evoluciones
De un patinador que posa sus alambres
En la superficie del agua cristalina.
El sonido del ruiseñor anuncia
Que la noche me cubre y nada encontraré.

Escudriño la arena de las playas,
tamizándola entre mis dedos temblorosos.
Las caracolas cantan mares
Y las olas coquetean burlonas con la orilla.
Mis manos cavan en la arena clara
Y solo encuentran agua,
Brota de las paredes,
Como lágrimas que lloran mi perdida.
El cangrejo desanda el camino
Y de sus ojos escondidos
Surge la espuma que atrapa de las olas.
Las huellas de sus patas son senderos
Flanqueados de algas,
Y solo conducen al espejo de un mar
Que nunca responde a las preguntas.

Y subo a la montaña,
Donde el blanco frío de la nieve descarna mi piel.
Heladas mis manos buscan y se derrite el hielo.
Bajo la sábana solo hay hierba apelmazada,
Los diamantes ocultan en su interior
La brizna diminuta de la que surge.
Pero mis manos están vacías.
Miro al cielo y el halcón se para en el aire,
Es una brújula de vientos.
Su graznido la voz del hambre
Y su color el de la tierra.

Olvidada la tumba,
Tapada por el musgo, la hierba y la hojarasca,
Se esconde a mi mirada,
Quizá entre dólmenes encerrada
En un círculo mágico que la desvía.
Quizá simplemente nunca estuvo marcada.

(JLCT.Todos los derechos reservados)

Alambre retorcido
Espino de la desolación
Gris herrumbre de la soledad
Y lágrimas de una lluvia temprana

Separas con tus fríos dientes
Las parcelas de mi vida
Te has clavado en las heridas
Y has rasgado el velo del tiempo
Dejando pasar el vaho de la ira

El tétanos infecta el cielo
Y las nubes se han estancado
Haciendo de nuestras vidas
Un oscuro agujero
En el que deslizarnos
Para no empaparnos de sol

Hierro retorcido
Manchas el verde de los campos
Con tu ocre reflejo
Y no ocultas tu intención
Clara impotencia
Descarada luz
De las gotas de un rocío
Que atrapaste para destruir

(JLCT.Todos los derechos reservados)

Dame la flor y la espada
La flor, para dejar de oler mi pútrido cuerpo
La espada, para cortar mi malhadada vida.

Dame la palabra y la saliva
Palabra para quitar tu ser
Saliva para mezclarla con mi sangre

Dame le veneno y la esperanza
Veneno que mate
La esperanza que creció

Dame el dolor y la alegría
Dolor que me haga entender
Por qué me alegré algún día

Dame la paz y la calma
Calma
Paz
Dame…

Dame el beso que me mata
Dame el sí, que me hiera
Dame la ráfaga de una caricia
Dame la tristeza que te niegas
Dame la desesperanza
Dame el sinsentido de no tenerte
Dame una razón para odiarte
Dame dos para no quererte

Dame lo que quisiste darme
Antes de que la noche caiga
Dame, un lucero
Dame el alba
Dame lo poco que tuvimos
Dame lo mucho que me diste
Dame lo que he perdido

Dame. Tu vida
Dame muerte
Dame a tú lado
Sólo
A tú lado.

(JLCT.Todos los derechos reservados)

Miro el ojo de buey
De mi lavadora
Miro y miro
Da vueltas
Primero a un lado
Luego al otro
Apasionante ver el jabón
Formar caprichos
Ocultando entre sus pompas
Y sus espumas
Ropa que parece ajena
Desmadejado muñeco
Parece marearse
Pedir socorro golpeando
A veces con desespero

Mareante
Y ahora fascinante
Mi vida no se lava
Ni las manchas que dejé
Se quitan en agua jabonosa

Absorto en la revuelta
No me conozco
No me encuentro ahí
Y miro fascinado
Mientras el chapoteo
Genera espuma
Y el agua se enturbia
Y mi mirada
Con ella.

(JLCT. Todos los derechos reservados)

Pasea por mi nube.
Coge mi mano y sube.
Estréllate conmigo.
Destroza el aparejo que te ata.
Alcanza las estrellas.
Abárcalas y nómbralas.
El infinito no es nada,
Y la nada te vacía
Y el vacío es infinito…

Escóndete en mi burbuja de cristal,
Mira a su través
Y verás el mundo que deformado,
Se vuelve humano, inmortal.
Ya no hay gente, hay personas,
Y la prisa es un recuerdo
Que se perdió en el tiempo,
Y el tiempo es una nada
Que te lleva al infinito
Y el infinito es una estrella
Con tu nombre escrito.

Bucea en mi charca,
Mánchate en mi barro.
De ese barro, del que salimos
Y una y otra vez volvemos.
Que tu risa haga en mis manos,
El dibujo de esa estrella
Y que mis dedos se queden
Marcados en tu cintura.
Y pierdas nociones, corduras,
Que seas otra vez niña,
Manchada y divertida,
Que al caer la tarde esconde
Sus manos a la vista
Y que la mirada adusta
De una madre disgustada,
No sea más que un reflejo
De la estrella que llevabas.

Apoya tu cabeza en mi pecho,
Para que oigas el silencio.
Deja que mi mano
Se enrede en tu cabello.
Que mi mirada intente
Desentrañar el nudo.
Y que en el empeño me olvide
De respirar otra cosa,
Que no sea tu aliento.
Con los ojos cerrados,
Imagina el firmamento,
Ese negro infinito
Que era nada sin tu nombre,
Ahora cuajado de estrellas,
Repiten en su latir
Las letras de esa palabra,
Que antes que nada fueron
Y en la nada se perdieron.

Duerme a mi lado.
Que tu sueño sea el mío.
Que solo el roce de tu piel
Me tape en las noches de frío.
Que tropiece a cada rato
Con tu pierna encogida
Y que cuando el sueño me venza
Y venga la nada escondida,
Tú le digas que no hay nada,
Que tú le quitaste su nombre,
Que iluminaste la noche
Y que solo a ti responde.
Aléjala y no la dejes
Que me lleve a dónde esconde,
Su larga y fría guadaña.
Así sabrá que ya es todo
Y nada tiene que hacer,
Solo respirar tu nombre,
Solo perderse después.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Me tendrás a tú lado.
Estaré contigo.
Lucirás entre las sombras,
Linterna en un mar brumoso.
Me tendrás en los silencios.
Y en la calma de tus horas.
Entre los suspiros y deseos,
Entre luchas, entre ruidos.

Me tendrás incontenido.
En el frescor de las frondas.
En el canto de algún pájaro,
En la mies que se acomoda.
Me tendrás en el calor, en el frío y en el viento.
Me tendrás en un quejido,
En la marcha del aliento.

Me tendrás aunque no quieras,
Aunque se nos vaya el tiempo.
Me tendrás por que quisiste,
Me tendrás por que yo quiero.
Me tendrás solo si quieres,
Solo y abandonado,
Pero no dudes que me tienes,
No lo dudes, a tú lado.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Nervioso.
Sin poder contener esta marea.
La vida se transmuta
Y me cambia el norte.
Mis presentes están cargados de futuro.
Posibilidad es algo
Que deja de ser una ecuación matemática.

Me altera la idea de este cambio.
El cambio que vino contigo,
Se instaló en mi mente, en mi alma.
Y me pides que me calme.
Cuando la calma eres tú.
Presencia cierta en este mundo incierto.

No pensé en cambiar.
Ni siquiera imaginé que fuera posible.
Ahora todo es nuevo en una vida vieja.
Estreno días, estreno sonrisas,
Estreno besos y alegrías.
¿Calmarme?
No quisiera.
Quiero la inquietud,
La inseguridad de cada hora,
Cada fluctuación.

Nervioso.
Por que te tengo.
Eres tuya y mía.
Con tus propios cambios y dudas.
Con tu extrañeza por saber,
Y la mía por hacerte conocer.
Nervioso…sí…mucho.
No dejes que me calme.
No hasta que estés en mis brazos
Y puedas callar mis labios…

(JLCT. Todos los derechos reservados)

No estás.
¿Te vas?.
Lo entenderé cuando lo hagas.
Me romperé en mil pedazos.
Y seguiré pegándolos,
Arrastrando mi vida
Y viviendo sin amor.
Sólo me queda el consuelo
De saber que he dado,
Sin mirar si perdía.
Lo he dado todo.

Mi desconsuelo está
Dentro de la sinrazón.
La total y absoluta imbecilidad
De no aprender.
¿Pero que debo aprender?
¿A no dar?
¿No querer?
¿No mirar?
¿Es esa la lección?

Si es así, no quiero.
Quiero ser el que soy.
El que se vacía.

Te quiero.
A ti, a la que escribo,
Con la que sueño.
Te escribo para poder decirte
Todo lo que pasa en mi mente.
Este día, el que viene.
Te escribo por que necesito
Saber que sabes.
Te quiero
Y cuando me faltas un minuto
Se me llena el mundo de vacíos.

Débil, inseguro,
Con la inseguridad del que no te ve,
Del que te sueña,
Del que te desea.
Ese soy yo.
Y te ofrezco mi amor.
Valga o no…lo tienes,
Lo tendrás…
Ahora vete…no digas nada
O dilo todo y quédate…

Te quiero.

(JLCT. Todos los derechos reservados)

Palabras
En las que escapan
Sentimientos
Parten
Y su destino
No es perderte
No es atarte
No es hacerte prisionera

Puedes dudar
Y no dejarte llevar
No tienes por qué
Desprenderte de tu verdad
Asumiendo que la mía
Se transporta en mis palabras

Palabras
Sinceras mensajeras
O simples transgresoras
De mi mente
De mi ser
No están dirigidas
A tocar tu corazón
Con viscerales dedos
De romanticismo vacuo.

Y son palabras
Tan sólo
¿O no es así?
Descodifica cada mensaje
Cada fonema
Cada giro semántico
Y luego
Dime si son
Tan sólo
Palabras

(JLCT. Todos los derechos reservados)

Somos
Somos en un ahora
Lo que puede ser mañana
Somos para nosotros
El todo que alienta
El sabor de la mañana

Somos en uno plurales
Idea y razón
Deseo y pasión
Somos tú, somos yo
Entrelazados, confundidos
Uno de dos
Somos entre nubes
Y en la arena, somos más
Más tú, más yo

Somos, sin pedir
Somos al dar
Somos contemplando
El infinito de un mar
Somos al cerrar los ojos
Y dejarnos llevar

Somos aire
Somos viento
Somos aroma y sabor
Y entre la piel somos
El tacto y el sudor

Somos libres
Somos cadena
Que une y da fuerza
Somos la ley de la vida
De la sangre su elemento
Ese que por quedar dentro
Se diluye en nuestra entraña
Dándonos la fuerza de este
Somos.

Somos así
Sin más
Esa promesa renovada
Antes de llegar la nada
Una y otra vez sellada
En silencios y pasiones
En una tácita lucha
Por decir al mundo todo
Que somos, sí…somos.


(JLCT. Todos los derechos reservados)

Es música.
Parte de mí y se proyecta en ti.
Es un pizzicato que sale del corazón y no tiene fin.
No hay clave.
Es un sonido que no puede ser reproducido.
Sus armonías están imbricadas con la misma vida.
El ritmo es el tiempo.
Y el tiempo es infinito.

Música subliminal, acompaña cada acto,
Cada sueño, cada inacción.
Música nacida en el vórtice del caos.
Individual, intransferible y pura.
Cubre las faltas del que la emite,
Purifica el alma y transforma el intelecto.

Dejada a su desarrollo,
Abandonada a su capricho,
Nunca ceja en el empeño de salir a la luz.
Apagada solo con el fin de la existencia,
Es un crescendo constante.
Suavemente incrementa su arpegio.
Lanza sus líquidos arreglos al torrente de la sangre.

Música imposible.
Apagada por el ruido ajeno.
Apartada por el propio ruido.
Enmascarada por los pensamientos.
Su verdad desnuda asusta
Y es encerrada por la mentira, por el engaño.
Duende que baila en la prisión de barrotes horizontales.
Su caja de resonancia es el estruendo vital que acongoja.

Pérdida la conciencia de su constancia,
Deseo y perplejidad se aúnan.
La desazón es la enfermedad del que es sordo a su vértigo.
La tristeza es su muerte.
Sin su calor, eres la planta que amarillea solitaria.
Abandonado a las extrañezas de las que te protegía.

Música.
La posible, la que entra en el otro
Y parte por dos para sumar.
Es la que siendo tuya te hace mía.
Y es la música que no puedo dar y entrego.
Es la que resuena en la bóveda del cielo.
Música terrestre, salvaje y desnuda.
Es la que teme y asusta.
Música que te da y te quita la vida.


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